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2012 Festa do Carme de Redes 006
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Resumen de la vida de Antoñito
| Resumen de la vida de Antoñito |
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Título: Resumen de la vida del niño ANTOÑITO MARTÍNEZ DE LA PEDRAJA (Del 8 de agosto de 1920 al 23 de febrero de 1929)
Con licencia eclesiástica
J.Vilamala.- VALENCIA, 246 .- BARCELONA
UN MODELO DE NIÑOS DEL CATECISMO
I
Nació en Santander el día 8 de agosto de 1920 y murió el día 23 de febrero de 1929. Sus padres, que aun viven, se llaman don Florentino y doña Mariana. Viven además la abuela materna, doña Manuela Herrera, tíos, tías, primos y primas, y muchas personas del pueblo, que le conocieron y trataron, y que son testimonio de la veracidad de lo que os voy a contar.
Antoñito tenía una afición especial a querer saber todo lo que se refería a Dios Señor nuestro. Preguntaba siempre sobre Jesús y deseaba que le hablasen de Él. Su madre le sentaba en su regazo, y le explicaba el Catecismo y la Historia Sagrada, que el niño escuchaba con singular atención. Si alguna vez la madre empezaba algún cuento para distraerle, replicaba inmediatamente Antoñito: "No, no, mamina; háblame del Niño Jesús, que los cuentos son mentiras."
Se aprovechó tanto de las explicaciones de la madre, que a los cinco años sabía ya todo el Catecismo y la Historia Sagrada; y no sólo los sabía de memoria, sino que aplicaba admirablemente estas enseñanzas a su vida práctica con tanta perfección que era la admiración de los mayores. Del Catecismo e Historia Sagrada sacaba Antoñito todos los ejemplos que imitaba para llegar a ser un buen niño y después un hombre de provecho, como él deseaba ser.
Cuando la madre de Antoñito le explicaba la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, el niño lloraba amargamente de compasión hacia su amado Jesús, y se irritaba contra los que le hacían sufrir y volvían a crucificarle con sus pecados, diciendo: "¡Qué horror, mamina, si yo hiciera sufrir alguna vez a Jesús con un pecado mortal: mejor me quiero morir!"
No creais, sin embargo, que Antoñito fuera un muchacho apocado y pusilánime; muy al contrario, era vivaraz y despierto, le gustaba mucho jugar, correr y saltar y divertirse cuando era hora del recreo; mas en aquellas diversiones en la cuales hay peligro de ofender a Dios no quería de ningún modo mezclarse. Una vez invitado por unos parientes fue al cine, y aunque la película no era inmoral, salió él tan disgustado que afirmó: "No me ha gustado absolutamente, no quiero volver otra vez".
Tenían igualmente mucho cuidado en escoger sus amiguitos y huía de aquellos niños malhablados, revoltosos y malintencionados. Decía a su madre: Cuando yo vaya al Colegio, al principio trataré a todos con mucha amabilidad y cordialidad, pero no me haré amigo de ninguno de ellos hasta que los conozca bien: entonces me haré amigo de los que me parezcan mejores y más obedientes; y para no equivocarme en la elección, te los presentaré a casa, para que los veas y me digas si puedo ser su amigo."
Me direis, tal vez, que este niño fue un ser privilegiado por la gracia divina, y es verdad que lo fue, a lo que parece; pero ni imagineis que no tuviera sus defectos y malas inclinaciones, como cualquiera de vosotros...
II
Lo que acontecía era que, aleccionado por las verdades del Catecismo y los ejemplos de la Historia Sagrada, y sobre todo, empujado por el grande amor que sentía por su Jesús, trabajaba valientemente para vencer sus defectos y adquirir las virtudes de su amiguito el Niño Jesús. Antoñito quería ser obediente y ayudar a sus padres, como Jesús; manso y humilde de corazón, como Jesús. Por Jesús amaba a los pobrecitos y desgraciados, y en lugar de comprarse juguetes y golosinas, gastaba el dinero de su hucha en obras de caridad y de celo.
Si le era preciso hacer algún sacrificio, aunque mucho le costara, bastaba recordarle que Jesús estaría contento de ello, para hacerlo inmediatamente; por el contrario, cuando algo sabía que había de disgustar a Jesús, se abstenía de ello, aunque hubiera de privarse de algo muy deseado. Pero siempre que quería vencer algún defecto o adquirir alguna virtud, acudía a su Jesús con la oración, y Jesús se lo concedía.
Voy a contaros ahora algún ejemplo de lo dicho.
De pequeñito el niño era muy celoso, pero deseaba corregirse. Cierto día que vio a su madre hacer mimos a un niño de los colonos, sintió la envidia en su corazón y dijo a su madre: "Mamá, no hagas muchas caricias a Paco delante de mí, porque tengo miedo que me pase lo que a Caín: que le coja envidia". Venció tan perfectamente este vicio, que otra vez que su madre le hacia caricias a él, le dijo: "Mamina, besa también a Juanín, porque, ¡pobrecito!, no tiene madre que le de besos". Este Juanín era otro de sus amiguitos.
Era asimismo de un genio violentísimo, pero pedía todos los días a Jesús que le hiciera manso y humilde de corazón como Él, y lo consiguió también. Jugando un día con otros niños, uno de estos le dio un bofetón y le amenazó con romperle la cabeza. Antoñito furioso cogió una piedra ...
III
... para dar con ella en la cabeza del que le ofendió, más la sirvienta que le acompañaba se lo impidió y se lo llevó a casa. Estaba tan excitado el niño, que lloraba de rabia, vociferando que quería vengarse. Sus padres, para consolarle y calmarle, le dijeron que de momento se apaciguase, que en todo caso al día siguiente podría dar su merecido al que le injurió. Antoñito reflexionó unos instantes, y de pronto, volviéndose a la madre, dijo: "Pero mamá, ¡si no puedo hacerlo! ¿No ves que entonces disgustaré a Jesús? Ya sabes lo que dice el Catecismo: Que nos perdone Dios nuestros pecados, así como nosotros perdonamos a los que nos han agraviado y hecho mal." Y en lugar de devolver la injuria, fuése a encontrar a su enemigo, jugó con él y volvió a su amistad. Para vencer del todo su mal genio, vino un día del jardín con un bastón en la mano, y entregándoselo a su padre, le dijo: "Papá, guarda esta vara, para que cuando me ponga de genio otra vez, me pegues con ella muy fuerte."
Le gustó un tiempo tener dinero, e iba convirtiéndose en un avaro. Pero ...
(Xa seguiremos contándovos a historia de Antoñito. Sintoo, pero tedes que ter paciencia). |
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29.04.2008 14:06 |
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